jueves, 26 de septiembre de 2013

Esto no es un cuento

*********************************************************************************
Me voy a ir y voy a caminar lento. 

Si quieres estar con él, si en verdad es lo que quieres con todo el corazón, con todo tu ser yo no puedo hacer nada más. Tendré que irme; si en verdad quieres dejar todo esto y darle fin, cerrarás la puerta y no me volverás a ver con esos ojos que gritan que me quede. Dejarás que me vaya y seguirás tu vida y lo querrás y te enamorarás. 

Si quieres que me quede, y te viva, y me vivas con todo y lo que eso conlleve, con las consecuencias y miedos, con todo; no dejarás que me vaya, no dejarás que de un paso más, me tomarás de la mano y me besarás.

Déjame verte una vez más, déjame recordarte así, tan tú. Mírame, mírame como si fuese la última vez que me miras, que me tienes; ya luego decide.

Mírame como si fuera la primera vez.

Voy a empezar a caminar.

Te quiero.

El hombre caminó lento, muy lento, el mundo le pesaba más que nunca. Caminó y fue en ese momento que escuchó la puerta cerrarse, como un trueno que rompe los cielos. Su corazón latía demasiado rápido y se calmó. Se llevó su mano a la boca y empezó a llorar, como si pudiera taparse todo el amor que salía de él.

Siguió caminando, cada vez más lento y su corazón ya no gritaba, se le había acabado la voz. Se detuvo al final de la cuadra y se sentó. esperando a que por alguna extraña razón que él no comprendería la vería acercarse, casi corriendo, y lo levantaría y lo abrazaría con toda la fuerza que aquellos dos corazones generaban.

Nunca llegó.

El hombre dio un respiro profundo, como si guardara todo en su pecho, todo lo que había pasado, todo ese tiempo con ella y se levantó. Miró su puerta de lejos y caminó.

Siguió poniendo un pie delante del otro, no porque quería, sino porque muy dentro de él sabía (aunque no estaba seguro, pero él así lo quería pensar) que ella había elegido ser feliz. Y eso era lo que en verdad le importaba.

Llegó a su casa y terminó de escribir esto. Pensaba que sería increíble que sólo fuese un cuento de él, así podría escribirle lo que quisiera, pero no lo era. Nunca lo fue. Todo fue real, tan real como tu voz leyendo esto, tan real como me piensas ahora.

Él no se hizo el fuerte, no tenía que hacerse el fuerte, siempre lo fue con ella y así lo será.

Si ella se tenía que ir porque quería volver algún día, hizo bien, todos tienen derecho a irse a sus propios mundos. Sólo espero que aún sigamos con la misma valentía con la que decidimos querernos, que el tiempo no la seque como a las paredes que se cansan de escuchar. Que si la valentía nos encuentra de nuevo, que sea para darlo todo, pensó él.

Ya no supo qué escribir, pero sabía que lo seguiría haciendo mientras ella existiera.

Sonrió y como si ella lo pudiera escuchar, le pidió que no olvidara.

Pensó terminar este texto con un punto final, pero él no creía en eso.

Y lo terminó así, en coma,

*********************************************************************************